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❇️ YOES SEXISTAS




✅ Entre la diversidad de defectos que cargamos en nuestro interior, hay una serie de yoes machistas que tenemos los varones y feministas que poseen las damas. Ambos son eternos enemigos, luchando cada uno por la liberación de sus propios intereses.


Machismo y feminismo, dos armas destructoras del amor verdadero y, por consiguiente, de la Suprasexualidad.

Necesitamos reducir a polvo todo este tipo de yoes que no nos permiten una correcta relación con la energía sexual.


Ni machistas ni feministas despertarán su Fuego Sagrado.


Cualquier tipo de aversión hacia el sexo opuesto es un obstáculo para lograrlo.

En su aspecto más grotesco, el hombre machista cree que tiene derecho a ser infiel, pero que, sin embargo, su pareja le debe ser fiel. Se da también el machismo manifestado como violencia física, verbal o psicológica hacia la mujer. O el abuso en el aspecto doméstico, por el cual el hombre machista cree incluso que él manda en el hogar, o que se descubre en detalles tan simples como que, al servirse un vaso de agua, lo deja ahí mismo, sucio; sin colaborar jamás en la limpieza y el orden del hogar.


Estos yoes machistas fortalecen los bajos instintos y abusan de la mujer, y quien abuse de su pareja debe olvidarse de la sexualidad superior, pues es imposible lograrlo con este tipo de defectos.


La mujer por su parte, ya sea en su aspecto feminista o en su faceta más radical como hembrista, igualmente presenta conductas que degeneran su sana relación con el varón, tanto adoptando actitudes masculinas, al querer asemejarse al hombre, como idealizando su feminidad hasta un nivel de endiosamiento tal que se traduce en abuso hacia el hombre por el mero hecho de ser mujer.


Este tipo de hombres y de mujeres difícilmente van a poder recibir el fuego del Kundalini, el cual sólo se hace presente en parejas donde el amor es real y se demuestra con hechos.


Con respecto a los actividades inherentes y espontáneas de cada género, dentro de la pareja cada quien se dedica a las que le corresponden. No se debe interferir en el espacio del otro: esto trae desarmonía que después repercute en la hora de practicar la Suprasexualidad.


El varón manda en sus labores, que corresponden a trabajos más rudos, como arreglar una cañería, la luz, pintar, clavar, arreglar el techo, el auto, etc.; pero cuando el hombre no es cumplidor de los deberes en el hogar, la mujer empieza a reemplazarlo y comienzan los conflictos en el hogar.


La mujer es la que maneja los aspectos más delicados como la alimentación, el orden y la estética y la calidez. Así como un hogar con presencia femenina es más acogedor, bello y ordenado, cuando el toque femenino está débil o ausente, ese hogar puede entrar en caos o en colapso.


“El varón debe respetar lo que le corresponde a la dama; cada cual tiene sus atribuciones. Lo mismo la dama, debe respetar las atribuciones del varón, no tomarse la casa por asalto y querer mandar en lo que no debe mandar. O sea, que esto se llama equilibrio. Ponerse de acuerdo la pareja para cada uno respetar su límite y así guardar el equilibrio, y entonces el trabajo se hace mucho más fácil para los dos.


Todo en la vida necesita equilibrio. Así no se convierten los hogares en infiernos; así es que se viene a disfrutar del matrimonio. De lo contrario, con ese desequilibrio que andamos, el matrimonio es un infierno; vienen las separaciones y los problemas que se agigantan cada día más” (V. M. Rabolú).


Tanto el varón como la mujer pueden cooperar en las actividades del otro, más no reemplazarlo.


Eventualmente puede haber una sustitución temporal o una que otra actividad ajena que alguno de los dos guste de realizar, pero los quehaceres no se deben cambiar radicalmente, como dice el dicho: “pastelero a tus pasteles”.


Asimismo, ambos deben esforzarse por ser buenos compañeros y colaborar al otro en todo lo que sea posible. De este modo, además de dar un alivio a la pareja, hacen que la relación crezca, se valoren mutuamente y se cultiven y fortalezcan sentimientos de profundo amor y satisfacción entre los dos.


Siempre debe haber paz y felicidad en el hogar, debemos empeñarnos para que nunca la pareja derrame una lágrima por culpa nuestra. Hay que estar atentos para lograr esto, porque al ego le encanta generar dolor y sufrimiento y, si no sufre, hacer sufrir.

Para evitar cualquier tipo de desconsideración en asuntos tan cotidianos como cuando alguno de los dos está enfermo o cansado, uno debe aprender a confortar al otro y cuidar el amor que siente por su pareja.


Cabe destacar que la mujer es la poseedora del Fuego de Vida y ella se lo entrega a su varón por el inmenso amor que siente hacia él. Por algo el lugar donde se prende fuego en una chimenea se llama "hogar".


Cada uno debe esforzarse por llevar su relación de pareja con maestría y sabiduría; de esta forma, el Trabajo Alquímico puede llegar a buen término e incluso convertirlo en un gran Maestro del Foat, pues el hogar y la convivencia de pareja son excelentes gimnasios psicológicos para morir en yoes de impaciencia, ira, lujuria, etc.


Un buen Maestro del Fuego es también un buen Maestro del hogar.


(Del libro SUPRASEXO, La Sexualidad Sagrada, descarga gratuita en www.libroautoconocimiento.cl).



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