¿Por qué nos da más hambre en invierno?
- Revista PaketInformesOnline

- hace 2 días
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Con la llegada del invierno, muchas personas notan un aumento en el apetito. Los antojos se intensifican, las porciones crecen y los alimentos calientes y más calóricos se vuelven irresistibles. Pero ¿es solo una percepción o realmente nuestro cuerpo pide más comida durante esta temporada? La respuesta está en la biología, la psicología y el entorno.
1. El cuerpo busca mantenerse caliente
Durante el invierno, el organismo necesita más energía para regular la temperatura corporal. Para lograrlo, el cuerpo incrementa ligeramente su gasto energético, lo que se traduce en una mayor sensación de hambre. En términos simples: comer más ayuda a producir calor.
2. Cambios hormonales
La disminución de horas de luz solar afecta la producción de ciertas hormonas. En invierno suele bajar la serotonina, conocida como la “hormona del bienestar”, lo que puede provocar mayor apetito, especialmente por alimentos ricos en carbohidratos, que ayudan a elevar temporalmente esta sustancia.
3. Menor exposición al sol y vitamina D
La falta de sol reduce los niveles de vitamina D, relacionada con la regulación del apetito y el estado de ánimo. Cuando estos niveles bajan, el cuerpo puede interpretar una necesidad de consumir más alimentos para compensar la sensación de fatiga o decaimiento.
4. Hábitos más sedentarios
El frío reduce la actividad física: salimos menos, nos movemos menos y pasamos más tiempo en casa. Este cambio de rutina, combinado con el aburrimiento o el estrés, favorece el “hambre emocional”, que no siempre responde a una necesidad real de nutrientes.
5. Factores culturales y emocionales
El invierno también está ligado a reuniones familiares, celebraciones y comidas reconfortantes. Sopas, guisos, pan, chocolate caliente y postres forman parte de la temporada y están asociados a emociones positivas, lo que refuerza el deseo de comer más.
¿Es malo tener más hambre en invierno?
No necesariamente. El problema no es comer más, sino qué y cómo comemos. Optar por alimentos nutritivos, calientes y balanceados —como verduras, leguminosas, proteínas magras y grasas saludables— permite satisfacer el apetito sin afectar la salud.
Escuchar al cuerpo es clave
El invierno nos invita a ser más conscientes de nuestras necesidades físicas y emocionales. Comer con atención, mantenernos activos dentro de lo posible y cuidar nuestro descanso puede marcar la diferencia para atravesar la temporada de forma saludable.







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