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La historia de los tacos de canasta


Tlaxcala, el origen de los tacos de canasta contemporáneos


A pesar de que no hay solo una historia de su origen, el estado de Tlaxcala se cuelga la medalla de este dichoso invento que nos vino a salvar en épocas de fin de quincena.


San Vicente es específicamente el municipio cuna de este manjar; aquí incluso se celebra la Feria del Taco los primeros domingos de cada diciembre.



Se dice que el oficio del taquero de tacos de canasta comenzó a mediados del siglo pasado. En San Vicente se calcula que hasta el 80% de las familias se dedican a este oficio como actividad primaria.


La preparación de los taquitos de canasta -también conocidos como sudados- comienza una noche antes con la cocción de algunos ingredientes y continúa a tempranas horas del día para tenerlos listos para la venta.


Otra historia cuenta que los tacos de canasta tuvieron su origen en la época de la colonia con la cultura Tlahuica. Morelos es el estado que albergó dicha cultura y que se valió de sus recursos para posicionarse aún más.


Un ejemplo de esto fue el uso del algodón -del que son productores- para sudar los tacos de canasta, esto con la finalidad de que llegaran aún calientes a su destino.


Independientemente de quién haya sido, le debemos una cerveza en agradecimiento a los tacos de canasta.


¿Cómo se hacen?


Los tacos de canasta son únicos y su forma los diferencia de los demás. Por lo general tienen 4 sabores: frijol, papa, chicharrón y adobado. También hay quienes ofrecen de mole verde o picadillo pero no creas que todo mundo los tiene.


El adobo es uno de los secretos de los tacos porque será el encargado de sudarlos en la canasta.


El acomodo en la canasta es fundamental: dentro de una bolsa de plástico y con un trapo o tela, seguir un orden estricto. Una capa de tacos, otra de cebolla y bañado de adobo. Otra capa de tacos, más cebolla y otra vez adobar así hasta que se llene todo.


Uno de los secretos es ponerle la atención y el sazón a cada uno de los guisos con los que se van a rellenar.


Si te animas a prepararlos no olvides dejarlos sudar al menos una hora antes de servir; de esta manera el adobo y la cebolla darán un nuevo sabor a la tortilla.


Duran aproximadamente 4 horas calientes y hasta dos horas más, tibios.

(Fuente:Animal Gourmet)


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