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BEBIDAS ENERGÉTICAS Y LA SALUD PARTE 1


Las bebidas energéticas son un producto muy consumido en poblaciones variadas desde adolescentes hasta adultos, incluso deportistas y personas sedentarias con fines muy diferentes como una fuente de energía en algunos casos, o como una bebida que acompañe tragos con alcohol en otros casos.


Debido al consumo masivo de las mismas y la poca información disponible sobre sus verdaderos efectos en la salud, creemos que es interesante indagar más sobre estos productos energizantes. Basados en una revisión de González y col. (2012) de la Universidad Carlos Albizu, Puerto Rico, vamos a repasar la literatura consultada respecto de todos los temas que relacionen este tipo de bebidas energizantes y la salud.


Las bebidas energéticas no son un producto originario de Occidente, ni mucho menos norteamericano. Por ejemplo, en 1962, una compañía farmacéutica japonesa (Taisho) puso en venta su bebida “Lipovitan D”.


Fue diseñada para ayudar a los empleados para trabajar duro en las horas nocturnas. En un recorrido por Asia, Dietrich Mateschitz identifico el potencial negocio de las bebidas energéticas para luego, junto con dos socios, comenzar la compañía Red Bull GmbH con la idea de comerciarla entre los jóvenes europeos.


Miller (2008) indicó que estas bebidas contienen cafeína, taurina, vitaminas y usualmente azúcar. Se venden como capaces de aumentar el estado de alerta o proveer un impulso de energía a corto plazo y no constituyen una fuente de rehidratación o recuperación de electrolitos asociado con la actividad atlética.


¿Por qué bebidas energéticas con alcohol? Muchas personas mezclan bebidas energéticas con vodka y otras sustancias alcohólicas formando un cocktail energético. Ya que el alcohol es un depresivo, tiene un efecto tranquilizante sobre el cuerpo que puede hacer a uno no darse cuenta del nivel de ebriedad en el que se encuentra.


Un estudio donde se combinaron bebidas energéticas con alcohol en hombres se pudo observar que los mismos decían sentirse alertas y sobrios, incluso aunque estuvieran ebrios (O’ Brien et al., 2008).


Además, ya que el alcohol y las bebidas deportivas te deshidratan, cuando se combinan causan que los fluidos del cuerpo caigan a niveles peligrosos.


Bebidas energéticas y los estudiantes Las bebidas energéticas son señaladas bruscamente hacia los estudiantes universitarios con mensajes de mejora del rendimiento académico y otros beneficios extras. Los estudiantes se ven necesitados de consumir estas bebidas, usualmente debido a la presión que sienten, y su uso puede tener consecuencias negativas en ciertos estudiantes, como la sobreexcitación y la ansiedad (Laquale, 2007).


No solo debe educarse a los estudiantes sobre los efectos de las bebidas energéticas y la cafeína en el rendimiento atlético y mental sino también en lo que respecta a la mezcla de estas bebidas con alcohol. Si el alcohol se mezcla con bebidas energéticas con cafeína, el estudiante está sujeto a un doble efecto diurético, ya que el alcohol, al igual que la cafeína, tiene propiedades diuréticas (Energy drinks’ buzz may pose some risk, 2008).


Por lo tanto, podrían comprometer la hidratación con los efectos negativos que eso podría tener sobre el sistema cardiovascular y renal (Marczinski et al., 2012). Las bebidas energéticas tiene la capacidad de enmascarar cuadros de intoxicación lo que permite un mayor consumo de alcohol, lo que podría afectar a consumidores de bebidas alcohólicas y energéticas jóvenes y tener resultados desastrosos (Fornicola, 2007).


La evidencia sugiere que el consumo de bebidas energéticas, con o sin alcohol, sigue aumentando, por lo que educar a la sociedad sobre los aspectos relacionados con la salud de estas bebidas es una prioridad.

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