MICTECACÍHUATL “LA DAMA DE NEGRO” QUE RENDÍA TRIBUTO A LOS PARIENTES FALLECIDOS

El Día de Muertos es una celebración la cual nos hace sentirnos orgullosos como mexicanos, celebrándose desde la época prehispánica; festividad la cual era representada por la diosa Mictecacíhuatl, “La Dama de la Muerte”, y rendía tributo a los parientes fallecidos, en la mitología azteca.
De acuerdo con la mitología azteca, Mictecacíhuatl fue una diosa que nació muerta y por ello llegó al Mictlán y fue convertida en una de las señoras de la muerte.
Durante el mes llamado Tlaxochimaco, se celebraba la Miccailhuitntli o fiesta de los muertitos, alrededor del 16 de julio. Esta fiesta iniciaba cuando se cortaba en el bosque el árbol llamado xócotl, al cual le quitaban la corteza y le ponían flores para adornarlo. En la celebración participaban todos, y se hacían ofrendas al árbol durante veinte días.
En el décimo mes del calendario, se celebraba la Ueymicailhuitl, o fiesta de los muertos grandes. Esta celebración se llevaba a cabo alrededor del 5 de agosto, cuando decían que caía el xócotl. En esta fiesta se realizaban procesiones que concluían con rondas en torno al árbol. Se acostumbraba realizar sacrificios de personas y se hacían grandes comidas.
La festividad fue alterada con la llegada de los Conquistadores Españoles, los sacerdotes Católicos trasladaron la fecha de las celebraciones para hacerla coincidir con el Día de Todos los Santos, en un intento descarado por convertir el día sagrado en una fecha cristiana.
Como sabemos y podemos ver, nuestra celebración de muertos, ocurrida los días 1 y 2 de noviembre, es producto del mestizaje del que fue objeto México cuando se juntaron dos culturas como la indígena y la española.
Pese a los intentos de los sacerdotes en cambiar la esencia del festejo, el Día de Muertos se mantuvo fiel a sus raíces venerando entre otras cosas a la Señora del Mundo de los Muertos.
Mictecacíhuatl suele ser representada como una diosa descarnada con una cabeza de calavera, con los pechos expuestos y numerosos pliegues en su abdomen que representan sus múltiples partos. En algunas representaciones, la Reina de la Muerte aparece con la mandíbula abierta dando vida a un guerrero que sale de sus entrañas y a través de su cuello. En sí, ella simboliza el principio y el fin de la vida.
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