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DE CUANDO LLEGO A MORELIA EL PRIMER FERROCARRIL



Por: Omar Guajardo


El Progreso llegó a Morelia en forma de locomotora el miércoles 12 de Septiembre de 1883 a las 11 horas y quince minutos siendo aquella “maquina”--- como también se les llamaba--- de nombre Tlalnepantla la primera en hacer su arribo a la antigua estación del Ferrocarril, la cual arrastraba un convoy de vagones no muy grande y que era conducida por el propio Míster Sullivan según algunos historiadores dueño de la Empresa de Ferrocarriles quien venía acompañado por quien sería el primer Jefe de estación un Americano de nombre Míster Palmer y al poco rato como unas dos horas despues o tal vez un poco màs, arribo otra locomotora a quien llamaban “la Tula” la que sería desde ese momento y por muchos años la máquina de maniobras ò de patio de esta estación Ferroviarìa .


Una multitud de Morelianos encabezada por las Autoridades Civiles y Militares, además del Señor Gobernador D. Pudenciano Dorantes y los representantes de los poderes los que luego de cumplir con los honores correspondientes a este hecho histórico y de externar sendos discursos fueron invitados a subir al carro de segunda clase que formaba parte de aquel convoy, destinado a los pasajeros, para recorrer con asombro el límite del vetusto predio del antiguo “paseo de las lechugas” y que entonces era la última calle de la Ciudad Conocida en aquellos ayeres como “El Poblano” y hasta le estaciòn.


Al día siguiente o quizás algunos días después según los más enterados llegaron Míster Barwder quien fungía como jefe de los carpinteros de la Compañía de los Ferrocarriles Sullivan y otro gringo a quien conocían como Míster Lee jefe de vía, los cuales desde ese momento y hasta su muerte vivieron en Morelia, formando Familia aquí, cabe mencionar que todo el personal que laboraba para esta compañía, eran de origen Norteamericano excepto los peones, todos los demás los conductores, los maquinistas, los fogoneros, los Auditores, los “porters” de los carros Pullman etc. eran de los Estados Unidos y de entre los Mexicanos que lograban colocarse en esta Empresa tenían la obligación de hablar el idioma Ingles porque toda la documentación, así como los reportes diarios y la venta del boletaje y los registros de carga se tenían que realizar en ese idioma.


Cuando el Ferrocarril llegó a Morelia en el año de 1883 la entonces primitiva estación, solo era un austero y muy feo “jacalón” de madera pintado de un color amarillo intenso la cual se encontraba al lado norte de la vía por donde muchos años después se encontraban los depósitos de Petróleos Mexicanos, por lo que una vez que fue desechada para tal uso la primera estación de madera, fue construida aquella añorada nueva estación ya con otros materiales y a la que muchos alcanzamos a conocer, comenzando a funcionar desde el año de 1885, la cual estuvo ubicada en donde ahora está el Monumento a los Héroes de Nocupetaro en la Avenida del mismo nombre, aquel jacalón color amarillo, paso a ser la primera bodega de carga de la antigua estación, uso que tuvo más o menos hasta el año de 1908, desapareciendo dicho “jacalón” cuando la Compañía F.V. Lister hizo las banquetas ya de cemento en varias partes del Centro de la Ciudad, construyó el Mercado de la Constitución, hoy Plaza Valladolid, el asfaltado de la antigua Calle Real y los filtros viejos del Rincón entre los años de 1908 a 1909 año también en que esta Empresa construyó otra bodega más funcional para las maniobras de carga y descarga y las de almacenaje la cual se mantuvo en funcionamiento, hasta que el ferrocarril dejo de pasar por esos rumbos en los años sesenta en que esta fue demolida.


Quienes la conocieron cuentan que la primitiva estación que prestó sus servicios a la llegada del Ferrocarril a esta Ciudad, tenía también un barandal de madera pintado en el mismo tono amarillo intenso alineado con el respaldo de la bodega el que servía también para delimitar los andenes y nadie podía traspasar dicho barandal y acceder a estos espacios sin que fuera requerido por los porteros Americanos quienes exigían de inmediato, la presentación del consabido “Tiquet” a quienes fueran a abordar los carros de pasajeros, quedando fuera de los límites de los andenes, quienes acompañaban a estos pasajeros, para despedirlos o por quienes a su vez estaban esperando a algún pariente venido en el Ferrocarril.


Se cuenta que desde la noche del 27 de Julio del año de 1914 al evacuar la Plaza de Morelia el General Jesús Gauza González y sus huestes militares, dejaron abandonado un pequeño cañón de 75 mms, cerca del andén de la bodega de carga posteriormente construida, sirviendo dicho cañoncito como juguete de la chiquillería que era llevada por sus padres por las tardes o los domingos, para observar el inolvidable espectáculo de la llegada de las impresionantes locomotoras de vapor, arrojando humo y fuego por entre los escapes de sus grandes ruedas de acero, las que tiraban como sin nada de los grandes, largos y pesados trenes de pasajeros o de carga. Según se sabe este cañón desapareció en Enero de 1924 , cuando los Estradistas tomaron esta Plaza.


Al lado Oriente de la Estación existió y tan solo separada por una callecita, una bodega que era para uso exclusivo de una casa comercial, pero antaño y desde el año de 1900 se encontraba funcionando ahí, la Sección aduanal de la Estación era esta, realmente una aduana “pequeña” en la que todo aquel que entraba o salía sin llevar o traer nada, tenía que pagar “El peaje” ò la “alcabala” por el paso de toda clase de mercancía. Con el paso del tiempo y una vez que fue abolido el pago de “las alcabalas” en esta bodega se estableció el llamado restaurant de los Ferrocarriles aprovechando que a la estación llegaban varios trenes a medio día del cual descendían los pasajeros que buscaban algún lugar en donde comer además de los viajeros que llegaban en el llamado “Directo de México” todos los días a las nueve de la noche los que también buscaban en donde cenar, mencionando que el Directo a México salía de esta Ciudad a las cinco de la mañana por lo que al lado norte del Restaurante se habilitaron una serie de cuartos con un pequeño corredor todo construido en madera los que se utilizaban para dar hospedaje a algunos viajeros.


Así mismo el dueño de ese Restaurante don Pedro Meyr, estableció ahí en ese sitio la primera fábrica de refrescos embotellados que existió en Morelia a los que la gente llamó y conoció como los refrescos “de bolita”, porque el cuello de la botellita de vidrio en donde se envasaba este refresco de sabores, tenía una especie de cavidad y entre el cuello y esta, se colocaba una canica de vidrio la cual con la sola presión del gas y con una pequeña liguita de hule cerraba la botella para evitar que el líquido se derramara, estos refrescos se vendieron en muchos comercios de Morelia y durante varios años, por la cantidad de tres centavos. Algunos años después un Americano fue quien regenteo a ese restaurante el que encontró la muerte en ese sitio la noche del 27 de Julio al sublevarse el Coronel de Irregulares Jesús Cintora por lo que hubo de cerrar sus puertas este añejo Restaurante. Alla`por el año de 1922 se reabre de nuevo el Restaurante siendo su Administrador un chinito de nombre Don Luis Marfòn quien también fuera el primer ecónomo de la Escuela de la Huerta…En fin recordar es volver a vivir.

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