4 datos para entender el Miércoles de Ceniza
Este 26 de febrero de 2020, la Iglesia celebra el Miércoles de Ceniza. Con esta fecha, se da inicio al tiempo de Cuaresma, un tiempo penitencial que nos ayuda a disponernos espiritualmente para la fiesta de la Resurrección de Jesús.
Te presentamos 4 datos sobre el Miércoles de Ceniza.
1. El origen del Miércoles de Ceniza
El sacramento de la reconciliación dio origen a la ceremonia de la imposición de la ceniza. En los primeros siglos del cristianismo, cuando un miembro de la comunidad pecaba gravemente, era recibido en la asamblea penitencial el Miércoles de Ceniza y ahí recibía un traje especial hecho de sayal áspero que vestiría durante toda la Cuaresma. También se derramaba ceniza sobre su cabeza, un gesto bíblico que significa tristeza por los pecados, reconocimiento de nuestra pequeñez ante Dios y el dolor de haberlo ofendido.
Finalmente, el sacerdote imponía una penitencia al pecador y la comunidad rezaba por él durante la Cuaresma. Al final de la Cuaresma era absuelto y aceptado otra vez en la comunidad que celebraba su conversión.
Esta ceremonia, que en un principio estaba reservada únicamente a los que pedían la Reconciliación, más tarde se extendió a toda la comunidad, que se reconoció pecadora y dispuesta a la Reconciliación, ayunando y recibiendo la ceniza el día en que se iniciaba la Cuaresma.
2. ¿Qué significa recibir la ceniza?
3. ¿Por qué ayunamos el Miércoles de Ceniza?
“Ayunar cuando lo pida la Iglesia” nos dice uno de los mandamientos de la Iglesia. Ésta nos pide que cada Miércoles de Ceniza ayunemos y nos abstengamos de comer carne (incluyendo la de pollo).
¿Por qué? Porque somos demasiado materiales. Buscamos siempre lo que más nos gusta, lo más cómodo, lo más sabroso, lo más bonito, o más placentero.
Somos hedonistas. Éstos formaban parte de una corriente filosófica cuyo lema era: “comamos y bebamos que mañana moriremos”. Vivían sin alma. Eran sólo cuerpo e instinto. ¡Así somos hoy! “Nuestro Dios es el vientre”, decía San Pablo.
Cuando estamos enamorados ni nos acordamos de comer. Cuando estamos preocupados la comida pasa a segundo término. ¿No podemos enamorarnos de Dios?, ¿No podemos preocuparnos por el prójimo?. No todo en la vida es comer y darle placer al cuerpo. Ayunamos para cultivar lo espiritual, para educar el cuerpo porque no sólo de pan vive el hombre. Ayunamos para dar lo que no comemos a los que ayunan siempre por su pobreza.
Y hay otros ayunos y otras abstinencias de cosas y personas que nos impiden acercarnos a Dios y ser buenos con los demás.
¿Qué tal ayunar de ver televisión para poder comunicarnos más con la familia?
¿Qué tal ayunar de enojos y mal genio?
¿Qué tal ayunar de esos amigos que nos llevan al mal?
¿O ayunar de la infidelidad o la deslealtad?